Por: Bruno Basile | [email protected]
Hace algunos años me tocó moderar un conversatorio con un grupo de jóvenes donde repasamos varios de los temas que hoy se ven reflejados en las calles: Su rechazo a la corrupción, la mejora de la calidad de la educación y la preocupación por el aumento de la desigualdad, entre otros. Asuntos que no solo tocan la fibra ciudadana, sino que, de ser gestionados de forma adecuada, podrían transformar la manera en cómo vivimos y entendemos Panamá.
En aquel momento no me quedaron dudas de que podemos superar los retos que tenemos con empatía, voluntad, construyendo confianza y asumiendo el compromiso de elevar nuestro nivel de consciencia colectiva sobre el tipo de modelo de país que queremos.
En este contexto, no podemos perder de vista la situación actual del mundo y cómo incide en nuestro país. A pesar de vivir en la era de la híperconectividad, estamos enfrentando riesgos como la desinformación, los conflictos armados, el cambio climático o el populismo, que, en vez de unirnos, nos polarizan cada día más. Todo, por complejo o lejano que parezca, moldea la percepción y las expectativas de la opinión pública.
¿De qué manera nuestro país puede adaptarse a estos cambios en un entorno tan volátil como el actual?
Algunas ideas:
1. Comprendiendo más y mejor el funcionamiento del Estado. El Estado es la forma en la que se organiza una sociedad para funcionar mejor. Se entiende que un Estado soberano e independiente, caracterizado por la separación de poderes, el imperio de la ley y la elección democrática de los gobernantes ofrece mayor felicidad y prosperidad a sus ciudadanos. Por esto lucharon muchos panameños y panameñas en distintos periodos de nuestra historia. En honor a su memoria comprendamos cuáles son nuestros roles, responsabilidades, deberes y derechos como ciudadanos.
2. Trabajar en una agenda de desarrollo común, sin intereses ni agendas particulares. Una visión común y consensuada es la mejor forma de avanzar hacia una visión de Estado. En Panamá contamos, por ejemplo, con el “Plan Estratégico con Visión de Estado Panamá 2030”, donde participaron representantes de todos los sectores, con el objetivo de definir los ejes estratégicos que debe seguir nuestro país para alcanzar un desarrollo equitativo y sostenible.
3. Incentivando el liderazgo ético y responsable en la ciudadanía. Está claro que la educación debe ser prioridad nacional si queremos superar nuestros desajustes, pero no dejemos de lado las habilidades interpersonales. Es decir, la inteligencia emocional, la empatía, la comunicación, la capacidad de negociación, los valores. En resumen, las bases de un liderazgo ético y responsable que permita a las personas aportar soluciones sin importar el sector o puesto que desempeñen.
Panamá es un país con potencial donde los haya. Ante el fortalecimiento de este nuevo nivel de conciencia ciudadana que estamos experimentando, no perdamos de vista que un país justo, equitativo y sostenible sigue siendo posible. Todos los actores somos corresponsables de generar y cuidar las condiciones para aprovecharlo.
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