Cada año, el 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos, enfatizándose en su importancia como pulmones del planeta, fuente importante de alimentos y medicinas, y parte fundamental de la biosfera. Panamá realiza acciones encaminadas a su protección.
Por: Malema De León | [email protected]
Este año, el Día Mundial de los Océanos se sustentó en el tema “Planeta oceánico: las corrientes están cambiando”, un año enmarcado en el Decenio de Ciencias Oceánicas de la ONU, un documento digitalizado de las Naciones Unidas que describe acciones y desafíos dentro de un esfuerzo global compartido. De manera permanente, organismos vinculados destacan su importancia y el apoyo sostenible que se requiere de todos para que sean protegidos.
Algunas consideraciones sobre el océano:
- Cubre más del 70% del planeta.
- Produce al menos el 50% del oxígeno del planeta.
- Alberga la mayor parte de la biodiversidad de la tierra.
- Principal fuente de proteínas para más de mil millones de personas en el mundo.
- Clave para la economía, pues se estima que, para 2030, habrá unos 40 millones de trabajadores en todo el sector relacionado con los océanos.
Desafíos
Con el 90% de las grandes especies marítimas de peces mermadas y el 50% de los arrecifes de coral destruidos, se está extrayendo más del océano de lo que se puede reponer. De ahí que, según Naciones Unidas, “debemos trabajar juntos para crear un nuevo equilibrio en el que no agotemos todo lo que este nos ofrece, sino que restauremos su vitalidad y le devolvamos una nueva vida”.
A manera de concienciación, se indica que el propósito del 8 de junio es informar sobre el impacto de los humanos en el océano, desarrollar un movimiento mundial de apoyo y unir a la población en un proyecto para la gestión sostenible de nuestros mares.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de su Programa para el Medio Ambiente, advierte sobre cómo los océanos están siendo degradados por actividades que dañan la vida marina, perjudican a las comunidades costeras y afectan la salud humana.
El año pasado, los líderes mundiales adoptaron una declaración histórica en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en Lisboa (Portugal) para ampliar las acciones innovadoras y con soporte científico encaminadas a mitigar la emergencia oceánica de la pérdida de hábitat, la acidificación de los océanos y la degradación de los ecosistemas.
La Declaración de Lisboa «Nuestros océanos, nuestro futuro, nuestra responsabilidad» solicitó a los gobiernos que emprendieran más esfuerzos para prevenir, reducir y eliminar la basura plástica marina, incluidos los plásticos y micro plásticos de un solo uso, a través de la implementación de enfoques integrales del ciclo de vida, un mayor fomento del reciclaje y la gestión ambientalmente racional de los desechos.
En ese cónclave se informó sobre la contaminación marina representa cerca del 85% de los desechos marinos, de los cuales la basura plástica es el principal contaminante. “Cada minuto, se arroja el equivalente a un camión de basura de plástico a nuestros océanos. Si no se hace nada al respecto, para 2040, se proyecta que el equivalente a 50 kg de plástico por metro de costa en todo el mundo fluya hacia los océanos cada año”, se indicó.
Se estima que para el año 2030, las poblaciones costeras del mundo aportarán US$3 billones a la economía mundial en sectores tan diversos como la pesca, el turismo y las emergentes economías verdes y azules, así como las energías renovables y la biotecnología marina.
Asimismo, en la declaración se indicó que la conservación y el uso sostenible de los océanos y el progreso en las soluciones basadas en la naturaleza son fundamentales para garantizar una recuperación sostenible, inclusiva y resistente.
Acciones Panamá y Francia
En mayo pasado, los gobiernos de Francia y Panamá abordaron diferentes iniciativas desarrolladas en ambos países referente a los mares y océanos, en el marco de la segunda reunión del Comité intergubernamental de Negociación (INC2) para terminar con la contaminación por plásticos en el planeta, realizado en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en París, Francia.
Liderazgo azul de Panamá
En marzo pasado, con 361 nuevos compromisos, por un valor de más de 22 mil millones de dólares, para la protección del océano finalizó la octava Conferencia Our Ocean, fortaleciendo el liderazgo de Panamá como “Líder Azul”, reconocido mundialmente y que como país anfitrión formuló un llamado a la acción conjunta para salvar el planeta.
Durante dos días autoridades y delegados de más de 190 países adoptaron 102 compromisos relativos al Cambio Climático, 65 sobre contaminación marinas, 52 en Economía Azul Sostenible, 52 en Áreas Marinas Protegidas, 52 en Pesca Sostenible, 38 en Seguridad Marítima, resaltando la responsabilidad colectiva de los gobiernos, las empresas, la sociedad civil, los jóvenes, la ciencia y la tecnología en un esfuerzo conjunto por un océano más sano.
En conferencia “Nuestro océano, nuestra conexión”, realizada por primera vez en Centroamérica, e inspirada en la geografía del Panamá y en que todas las naciones están vinculadas al océano, se reiteró el compromiso del país en convertirse en uno de los tres únicos países declarados carbono negativo en el mundo, conservar el 54.33% de su zona económica exclusiva, al ampliar los límites del “Área de Recursos Manejados Banco Volcán”, en el Caribe panameño, incrementando su superficie hasta 93,390 kilómetros; seis veces más de su tamaño original.
Además, de priorizar la expansión de áreas marinas protegidas, especialmente la protección y conectividad del Corredor Marino del Pacífico Este Tropical, trabajando en coordinación con países vecinos para propiciar la protección transnacional de los recursos marinos y desarrollar acciones contra la pesca ilegal, y el haber alcanzado, en el 2021, la protección de más del 30% del océano, cumpliendo anticipadamente la meta de la iniciativa 30×30.
Our Ocean Panamá 2023 también destacó la importancia de las soluciones climáticas basadas en el océano, incluida la descarbonización del transporte marítimo, en la naturaleza marina y la energía renovable, a fin de mejorar la resiliencia climática global.