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Milton Ayón | Socio Director de KPMG en Panamá

Tres fundamentos de negocios para afrontar una crisis

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Por: Milton Ayón | www.delineandoestrategias.com

“Una crisis es algo demasiado terrible como para ser desperdiciado”, afirma Paul Romer, Premio Nobel de Economía. A pesar de todo lo que está sucediendo, sería un gran error pasar por alto las lecciones y posibles oportunidades de crecimiento en lo personal y profesional.

El saldo de pérdidas humanas eclipsa los daños económicos; sin embargo, estos últimos tienen también un rostro y un nombre: el de esa persona, directiva o empresaria, que ha visto afectadas sus operaciones radicalmente y, por lo tanto, su fuente de ingresos.

Esta situación inesperada nos permite reflexionar sobre los valores que vivimos en nuestras organizaciones, invitándonos a repensar el propósito real de la empresa y a reestructurar el enfoque de negocios hacia una visión sostenible.

Pero, ¿es razonable proponernos salir fortalecidos de la crisis? La respuesta radica en la decisión de cada uno de no permitir que el impacto haya sido en vano. Para lograrlo, compartimos tres fundamentos de negocios, con el ánimo de optimizar nuestras operaciones en estos tiempos de crisis y a futuro.

Agilidad

Aunque las circunstancias parecen orillar a las organizaciones a la inactividad, deben ponerse en marcha planes de contingencia de forma inmediata. Además, la comunicación con los colaboradores y grupos de interés es vertiginosa, y es necesario mantener el paso.

Como las revisiones en las fronteras y puertos de entrada ralentizan la cadena de suministro, se deben compensar dichos retrasos y buscar vías y proveedores alternos para cumplir con los compromisos adquiridos, en especial si de estos depende generar flujo de efectivo.

La agilidad está relacionada con la flexibilidad, la cual es la base de la resiliencia. Según el estudio 2019 Global CEO Outlook, ocho de cada diez directores generales a nivel global buscan que la composición de sus equipos de liderazgo sea más resiliente.

Sin duda, vale la pena aprovechar cada minuto de esta pausa obligada para ajustar nuestros modelos de negocio y así, cuando cesen las restricciones, hayamos construido las bases de un futuro más sólido.

Capacidad de negociación

Las organizaciones se están enfrentando a la necesidad de negociar con todos sus grupos de interés, desde proveedores hasta instituciones financieras, autoridades, clientes o reguladores, en lo relativo a nuevas condiciones, plazos y compromisos.

La capacidad de negociación está ligada a la solidez de las relaciones, el sentido de justicia (generando propuestas de ganar-ganar), la credibilidad, la empatía y la oportunidad. En la medida en que se comprenden las necesidades e intereses del otro, es más factible poner sobre la mesa ofertas de valor atractivas y solidarias que apoyen a la comunidad de negocios a enfrentar la crisis actual, integrando una visión a largo plazo.

Pensamiento innovador

Replantear el modelo de negocio y la configuración de las operaciones o la diversificación son ejercicios que deben llevarse a cabo. Por ejemplo, aquellas empresas que lograron transitar rápidamente hacia el uso de canales digitales y al comercio electrónico, han evitado mayores interrupciones en sus ventas o servicios.

Las posibles soluciones a veces proceden de ideas poco convencionales que, en otras circunstancias, se habrían descartado. Este proceso de pensamiento creativo se enriquece al tomar en cuenta las ideas de la fuerza laboral. Por otro lado, es de esperar que la adopción y la democratización exponencial de la tecnología, como las energías limpias, las impresoras 3D o 4D, la inteligencia artificial, el uso de drones y robots, se acelere como resultado de esta crisis.

El entorno de negocios regional y global está cambiando; las prácticas de comercio de los consumidores se están modificando, y la logística de producción y distribución se ha alterado. Por ello, la visión innovadora de las empresas debe anticiparse a la nueva normalidad.

En el contexto que estamos viviendo, se ha puesto de manifiesto que la prioridad de KPMG son las personas. Nuestros colaboradores saben que somos responsables de marcar la pauta, dejando claro que la salud y seguridad están por encima de cualquier otro asunto.

Sin duda, el costo de la pandemia ha sido y será muy alto. Todavía no podemos dimensionar sus efectos; pero nos queda claro que, si resurgimos con mayor agilidad, con nuevas capacidades de negociación y renovados con pensamientos innovadores, tendremos mayores probabilidades de salir fortalecidos de esta crisis global.

*Las opiniones aquí expresadas son de exclusiva responsabilidad del autor, y pueden no coincidir con las del cuerpo editorial de esta revista o las de este gremio empresarial.

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