Por: Bruno Basile | [email protected]
Hace apenas tres años, la conversación sobre Inteligencia Artificial (IA) se limitaba a foros especializados o a personas apasionadas por la tecnología. Hoy, la realidad es muy distinta. El tema se ha vuelto popular, no solo por el auge de asistentes como ChatGPT o Copilot, sino por sus implicaciones directas en la vida cotidiana y, de forma inevitable, en el mundo empresarial.
El impacto de la inteligencia artificial en el presente, y aún más en el futuro, probablemente no tenga comparación con ningún otro fenómeno tecnológico del último siglo. Ante una disrupción de esta magnitud, es fundamental anticiparse, conocer e incorporar estas herramientas de forma progresiva en nuestra rutina, en lugar de esperar a que el cambio nos obligue a adaptarnos a la fuerza.
¿Cómo puede un profesional incorporar la IA en su trabajo diario?
El primer paso es entender que la IA no reemplazará la empatía ni las experiencias humanas, que son, al final del día, los pilares de nuestra identidad y el legado que dejamos. De hecho, un informe de PWC, señala que los profesionales con competencias en IA reciben hasta un 56% más de salario que sus pares en el mismo puesto sin estas habilidades.
En segundo lugar, es clave no tener miedo. En un entorno saturado de clickbait y desinformación viral, es fácil tergiversar el alcance real de estas herramientas. Pero el mundo laboral siempre ha evolucionado junto con la tecnología y las necesidades sociales. Esta nueva revolución no será la excepción. Por eso, debemos mantener viva la curiosidad e integrar la IA para facilitarnos tareas mecánicas como la redacción de informes rutinarios o la organización de datos, lo que nos permite enfocarnos en lo estratégico y aportar valor humano a nuestras organizaciones.
En tercer lugar, debemos aceptar que todo cambia. Mientras más resistamos el cambio, mayor será el riesgo de quedar desplazados. Según datos del Foro Económico Mundial, el 72% de las empresas ya han adoptado modelos de IA, y se proyecta que esta cifra superará el 75% en los próximos años. Si hoy percibimos a la IA como una amenaza, transformemos esa percepción en una oportunidad. Por ejemplo, si tememos que la IA automatice procesos creativos, aprovechemos su capacidad para generar ideas iniciales que luego podamos enriquecer con nuestra visión.
En conclusión, mientras más humanos seamos, más oportunidades tendremos de aprovechar la inteligencia artificial para el bienestar de las empresas, las personas y el planeta. La clave está en adaptarnos con inteligencia, sensibilidad y propósito.
***Las opiniones aquí expresadas son de exclusiva responsabilidad del autor, y pueden no coincidir con las del cuerpo editorial de esta revista o las de este gremio empresarial.