Por: Gustavo Manrique Salas | [email protected]
La reelección presidencial de Donald Trump en Estados Unidos ha generado un entorno desafiante para las iniciativas de sostenibilidad empresarial y el avance de los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en la gestión de negocios.
Las mayores preocupaciones nacen de las políticas que priorizan el proteccionismo económico y la expansión de combustibles fósiles, que parecen diluir los avances en materia de sostenibilidad logrados a la fecha. La reducción de los incentivos fiscales y financieros para proyectos ecológicos pueden desincentivar a las empresas a invertir en sostenibilidad. A esto se suma la posibilidad de revertir regulaciones ambientales.
Este cambio de enfoque ha generado incertidumbre entre los inversionistas. Según un artículo de Reuters, se anticipa un incremento en los litigios relacionados con ESG debido a la ausencia de nuevas regulaciones federales, convirtiendo las disputas legales en el principal campo de batalla entre defensores y detractores de estas políticas. Esta situación podría disuadir a las empresas de adoptar prácticas sostenibles por temor a enfrentarse a desafíos legales.
A pesar de estos obstáculos, es crucial que las empresas continúen comprometidas con las iniciativas ESG. La sostenibilidad no solo responde a una responsabilidad ética y social, sino que también ofrece beneficios tangibles a largo plazo. Trump es una piedra en el camino de la sostenibilidad.
La gestión ESG es en sí misma una gestión de riesgos y una fuente de protección y creación de valor cuando se maneja de forma acertada. Los consumidores y socios comerciales están cada vez más inclinados a apoyar a organizaciones que demuestran un compromiso genuino con el medio ambiente y la sociedad.
Este periodo puede servir como una oportunidad para que las empresas refuercen sus estrategias ESG y demuestren su compromiso con la sostenibilidad, independientemente de las políticas gubernamentales. Esta postura proactiva puede fortalecer la reputación corporativa y fomentar la lealtad de los clientes.
No está de más reiterar que en un mundo donde reina la desinformación es clave gestionar la comunicación corporativa de forma estratégica. Mantener una comunicación abierta sobre las iniciativas ESG y los logros en sostenibilidad puede fortalecer la confianza de los inversionistas y consumidores, diferenciando a la empresa en un mercado competitivo.
Invertir en tecnologías limpias y prácticas operativas eficientes no solo reduce el impacto ambiental, sino que también puede generar ahorros significativos y mejorar la rentabilidad a largo plazo.
Explorar oportunidades en regiones donde las políticas gubernamentales apoyen y fomenten la sostenibilidad puede mitigar los riesgos asociados con cambios regulatorios en Estados Unidos.
Unirse a coaliciones y asociaciones empresariales que promuevan la sostenibilidad puede amplificar la voz de las empresas comprometidas y ejercer presión colectiva para mantener estándares elevados en ESG.
Sin apasionamientos extravagantes, es claro que la sostenibilidad es el camino.
***Las opiniones aquí expresadas son de exclusiva responsabilidad del autor, y pueden no coincidir con las del cuerpo editorial de esta revista o las de este gremio empresarial.