: Panamá y otros países encaran condiciones que frenan el desarrollo de su capital humano y la generación de empleos.

EL RETO DE MEJORAR LAS CAPACIDADES PARA “DEBLOQUEAR” LA PROSPERIDAD

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Potenciar las oportunidades de empleo, así como las de formación especializada son algunos de los desafíos que deben enmarcar las acciones conjuntas ante las demandas del mercado laboral presente y futuro.

Por: Malema De León | [email protected]

Al 2030 se crearán 170 millones de nuevos puestos de trabajo y otros 92 millones serán desplazados; y cerca del 40 % de las capacidades requeridas para desempeñarlos deberán cambiar, de acuerdo con el Informe sobre el futuro del empleo 2025 que publicó el Foro Económico Mundial (FEM o WEF, por sus siglas en inglés), a principios de año.

Para ese período, según este reporte, se espera un rápido incremento de la demanda de capacidades tecnológicas en Inteligencia Artificial (IA), big data y ciberseguridad, pero las habilidades humanas, como el pensamiento creativo, la resiliencia, la flexibilidad y la agilidad seguirán siendo capitales. “Una combinación de ambos tipos de capacidades tendrá cada vez mayor relevancia en un mercado de trabajo en rápida evolución”, señala.

Para Till Leopold, responsable de Trabajo, Salarios y Creación de Empleo del FEM, “es el momento de que las empresas y los gobiernos trabajen juntos, inviertan en capacidades y creen una fuerza de trabajo global resiliente e igualitaria”.

Los trabajos de primera línea y los sectores esenciales, como la prestación de cuidados y la educación, experimentarán el mayor crecimiento del empleo de aquí a 2030. Asimismo, los avances en IA y energía renovable están redefiniendo el mercado al incrementar la demanda de profesionales de la tecnología o especialistas e inducir a una menor necesidad de otros trabajadores, como los diseñadores gráficos.

«Las tendencias como la IA generativa y los rápidos cambios tecnológicos están transformando los sectores y los mercados de trabajo, y esto crea oportunidades sin precedentes, pero también graves riesgos», aseguró Leopold, evaluando el desfase de cualificaciones o certificaciones existente, y que sigue siendo “la principal barrera para la transformación de las empresas”.

Reducir la pobreza, para generar oportunidades

Como parte del desafío global de reducir la pobreza y promover el crecimiento económico, el Grupo Banco Mundial trabaja con gobiernos, sector privado, instituciones financieras internacionales, y otros asociados, proporcionando conocimientos especializados y apoyo normativo y técnico. Bajo ese concepto, ha adoptado un enfoque de tres pilares, que destaca en su informe “El empleo: la manera más segura de combatir la pobreza y desbloquear la prosperidad”, como son:

  • Establecer la infraestructura básica necesaria para crear empleo.
  • Trabajar con los gobiernos para fortalecer la gobernanza y respaldar políticas que propicien la actividad empresarial y un entorno regulatorio predecible.
  • Movilizar el capital privado.

En la descripción de estos pilares, el Grupo Banco Mundial hace referencia a su Corporación Financiera Internacional (IFC), cuya nueva estrategia para 2030 se centra en movilizar al sector privado a gran escala para crear más y mejores empleos, dado que “representa el 90 % de los puestos de trabajo en los países en desarrollo”, y considerando que “reunir a los sectores público y privado a gran escala, y con poder de permanencia” puede ayudar a impulsar el desarrollo en las próximas décadas.

En Panamá se requiere fortalecer la calidad del empleo y la formación de capital humano, indica el informe del Banco Mundial, «Panamá: del Crecimiento a la Prosperidad» (Febrero, 2025), donde se explica que la calidad del trabajo y del capital humano están afectando los avances en la reducción de la pobreza y la desigualdad, evidenciando los desafíos en la productividad y la formación de los jóvenes.

El informe expone el Índice de Capital Humano (ICH) del país, el cual “no ha mostrado mejoras en la última década y se ubica entre los más desiguales si se compara con países de ingresos similares”, indicándose con ello que la productividad de las futuras generaciones podría alcanzar solo la mitad de su potencial actual, lo que podría costar “hasta un 50% de su ingreso futuro, evidenciando la importancia de invertir en educación y la calidad del empleo para impulsar el crecimiento económico a largo plazo”.

Según el documento, para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo que reduzca la pobreza y la desigualdad, Panamá puede priorizar tres áreas clave de política:

  • Cerrar las brechas territoriales y étnicas mediante el acceso a infraestructura y servicios básicos en áreas rurales y comarcas.
  • Impulsar la acumulación de capital humano y la generación de empleos productivos a través de mejoras en la educación, la salud y programas de capacitación alineados con las demandas del mercado laboral.
  • Fortalecer la resiliencia de los hogares frente a amenazas naturales mediante políticas de protección social adaptativas e infraestructura crítica resiliente, especialmente en las zonas más vulnerables.

Es clave que el país continúe invirtiendo en educación de calidad y en capacitación alineadas con las demandas del mercado laboral. Además, que promueva políticas que reduzcan las brechas territoriales y étnicas para lograr un crecimiento sostenido que beneficie a todos los panameños«, dijo al respecto Oscar Calvo-González, director de Prosperidad para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.

También, destaca a sectores que ofrecen un panorama positivo para generar empleos locales a gran escala, entre ellos la infraestructura y la energía, la agroindustria, la atención de la salud, el turismo y las manufacturas de mayor valor agregado.

El Banco Mundial espera que la economía panameña crezca 3.5% en 2025, impulsada por una demanda interna sólida y la reactivación de inversiones públicas y privadas. 

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