Abordar la complejidad de la conducta suicida comienza por establecer estrategias eficaces para identificar factores de riesgo y de protección.
Por: Malema De León | [email protected]
El 10 de septiembre es el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP), con el coauspicio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), organiza actividades en torno a esta jornada anual, para demostrar y crear conciencia de que el suicidio es prevenible.
Desde que la OMS declaró al COVID-19 como una pandemia en marzo de 2020, más individuos experimentan pérdida, sufrimiento y estrés. Centrarse en la prevención del suicidio es especialmente importante para crear vínculos sociales, promover la toma de conciencia y ofrecer esperanza. De ahí que acercarse a los seres queridos por su salud mental y su bienestar podría salvarles la vida.
Sobre el tema, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que el suicidio es un problema de salud pública importante, pero a menudo descuidado, rodeado de estigmas, mitos y tabúes. “Cada caso de suicidio es una tragedia que afecta gravemente no sólo a los individuos, sino también a las familias y las comunidades”, ha indicado, al tiempo que ha revelado que cada año, más de 700,000 personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos.
Situación regional
El suicidio sigue siendo una prioridad de salud pública en la región de las Américas. Sobresalen estos datos publicados por la OPS:
- Alrededor del 79% de los suicidios en la Región ocurre en hombres. La tasa de suicidio ajustada por edad entre los varones es más de tres veces superior a la de las mujeres.
- El suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años en las Américas. Las personas de 45 a 59 años tienen la tasa de suicidio más alta de la región, seguidas por las de 70 años o más.
- La asfixia, las armas de fuego, la intoxicación con drogas y alcohol y el envenenamiento con plaguicidas y productos químicos son los cuatro métodos más utilizados para el suicidio, que representan el 91% de todos los suicidios en la región.
La OPS se esfuerza por trabajar con todas las partes interesadas en la prevención de los suicidios en las Américas. La meta 3.4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas se propone reducir en un tercio la mortalidad prematura para 2030. En consonancia con la meta, el actual Plan Estratégico 2020-2025 de la OPS incluyó al suicidio como un indicador para evaluar en la Región de las Américas.
Crear conciencia sobre la prevención del suicidio se puede lograr mediante el desarrollo de capacidades de los proveedores de atención médica y otros actores relevantes, difusión de mensajes positivos e informativos dirigidos a la población en general y grupos en riesgo como los jóvenes, y facilitando un debate abierto sobre la salud mental en el hogar, la escuela y el lugar de trabajo, etc. También se anima a las personas que están contemplando el suicidio o se ven afectadas por él a que compartan sus historias y busquen ayuda profesional.
Atención a la conducta suicida
La psiquiatra Marilyn Mazzo, del Centro Médico Paitilla en Panamá, en atención a esta fecha de concienciación, ha declarado que el suicidio es un “problema complejo, por consiguiente, las actividades de prevención exigen la coordinación y colaboración de múltiples sectores de la sociedad, incluido los de salud. Llevar este tema al sector educativo y medios de comunicación es la mejor forma de educar a la población ante esta conducta”. Lo primero ante la sospecha de ideación suicida, dijo, es tener la capacidad de abordar el tema abiertamente, brindar apoyo y buscar la ayuda de un profesional.
A propósito de esta jornada, el año pasado, la Dra. Vannesa Michell Flores, coordinadora nacional de Salud Mental de la Caja de Seguro Social (CSS), destacó que ante los casos de suicidio “lo mejor es ayudar y no juzgar”. Explicó que “no se trata de debatir si esa persona, con intento de suicidio es un cobarde o valiente por querer quitarse la vida, no se trata de juzgar, sino ver cómo podemos ayudar a ese ser que, en un momento dado, requiere un apoyo”.
En esa línea de ideas, la psicóloga Marissel Barrios, de la Policlínica San Juan de Dios en La Villa de Los Santos, señaló que es importante crear conciencia sobre el tema e implementar mensajes positivos que hablan de la prevención, ya sea en casa, lugares de trabajo y participar de esos debates que tratan sobre la salud mental. “Cuando se da un caso de estos, todo el entorno de la persona se ve afectado por lo que la ayuda es clave”, sostuvo, al tiempo que manifestó que “si una persona está pensando en suicidarse, lo mejor es comunicarse con alguien de su confianza o mejor, buscar ayuda profesional”.
Reportes de la CSS indican que, hasta en el 2020, Panamá tenía una relación de suicidio de 3.1 por 100 mil habitantes, con casos como ahorcamiento y envenenamiento; además esta se ubica entre las cinco mayores causas de muerte en el país, y, de acuerdo con las estadísticas, en los últimos años hubo un incremento en el grupo de jóvenes y adolescentes.
Signos de advertencia del suicidio
Los organismos de salud han indicado que “la mayoría de los suicidios es precedidos de signos de advertencia verbal o conductual como hablar sobre querer morirse, sentir una gran culpa o vergüenza, o sentirse una carga más para los demás. Otros signos son sentirse vacío, sin esperanza, atrapado o sin razón para vivir; sentirse extremadamente triste, ansioso, agitado o lleno de ira; con un dolor insoportable, ya sea emocional o físico”.
Asimismo, cambios de comportamiento como hacer un plan o investigar formas de morir; alejarse de los amigos, decir adiós, regalar artículos importantes o hacer un testamento; hacer cosas muy arriesgadas como conducir con una rapidez extrema; mostrar cambios de humor extremos; comer o dormir demasiado o muy poco; consumir drogas o alcohol con más frecuencia, pueden ser signos de advertencia del suicidio.
Existen intervenciones eficaces para prevenir el suicidio. En un plano personal, la detección y tratamiento tempranos de la depresión y de los trastornos por consumo de alcohol son fundamentales para la prevención del suicidio, así como el contacto de seguimiento con quienes han tratado de suicidarse y el apoyo psicosocial en las comunidades.
Si una persona detecta señales de advertencia de suicidio en ella misma o en alguien conocido, debe buscar ayuda de un profesional de la salud lo más pronto posible, indica la OPS. En Panamá, el Ministerio de Salud (MINSA), desde el inicio de la pandemia por COVID-19, ejecutó un “protocolo de atención en salud mental y prevención del suicidio”, poniendo a disposición de los ciudadanos línea telefónicas de apoyo psicológico: 169, el 911, y del Instituto Nacional de Salud Mental 512-6800 911.