Por: Bruno Basile | El autor es Head of Communications de Tetra Pak para Centroamérica y el Caribe, consultor y vicepresidente de la Asociación de Directores de Comunicación de Panamá.

Humanizar el trabajo en equipo: cómo pasar de la teoría a la práctica

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Por: Bruno Basile | [email protected]

El trabajo en equipo es un concepto que escuchamos con mucha frecuencia en el ámbito profesional. De hecho, solemos dar por sentado que se trata de una definición estándar que todas las personas entienden y aplican de la misma manera.

Si nos vamos a la definición técnica, se trata de una habilidad blanda relacionada con “cómo el individuo interpreta diferentes actitudes en un grupo social, cómo se relaciona con otras personas y si está en la capacidad de construir proyectos e ideas junto con otros individuos”.

En otras palabras, hablamos de la capacidad que debemos tener para interactuar, relacionarnos y alcanzar un resultado colectivo de forma exitosa. Sin embargo, como muchas cosas en la vida, la realidad dista mucho de las expectativas.

En Panamá, 65% de los empleadores reportan dificultad para encontrar el talento que necesita en sus empresas, según ManpowerGroup. Entre las habilidades blandas que mayor dificultad presentan para encontrar talento se encuentran: Responsabilidad y credibilidad, razonamiento y resolución de problemas, pensamiento crítico y analítico, y liderazgo e influencia social. 

Estos elementos son la base de las interacciones humanas sanas, transparentes y de confianza. Por ello, ante esta realidad, más allá de “hablar” sobre el trabajo en equipo y sus bondades, debemos abrir espacios de aprendizaje y homologación de conceptos con nuestros equipos, y partir de la base de que necesitamos:   

  • Empatía: Para entender el contexto y entorno en el que se han desarrollado a nivel personal y profesional las personas que conforman nuestros equipos, y tener la capacidad de ponernos en su lugar.
  • Escucha activa: Para entender las posiciones e ideas de todas las personas y abrir espacios de confianza donde las ideas fluyan y se tomen las decisiones más adecuadas.
  • Respeto y sinceridad: Para saber que nadie es dueño de la verdad absoluta, sin sobrevalorar ni infravalorar las ideas de ningún miembro del equipo.
  • Comunicación: Para construir, mantener y fomentar espacios de confianza que generen un debate sano de ideas.

En el mundo en el que vivimos, donde las relaciones humanas tradicionales dan paso a la virtualidad y a las nuevas tecnologías, debemos sí o sí promover espacios abiertos y diversos. Esto nos permitirá, no solo fomentar el aprendizaje, sino estandarizar conceptos y consolidar un equipo de trabajo más productivo.

***Las opiniones aquí expresadas son de exclusiva responsabilidad del autor, y pueden no coincidir con las del cuerpo editorial de esta revista o las de este gremio empresarial.

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