La confirmación de la enfermedad por Oropouche se realiza mediante pruebas moleculares y serológicas en laboratorios.

VIGILANCIA Y CONTROL ANTE LA INCIDENCIA DEL OROPOUCHE

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Desde el 2023, en varios países de América del Sur y el Caribe, incluyendo a Panamá, se han reportado brotes de la enfermedad por el virus Oropouche. En la región se la alerta y la vigilancia entomológica son fortalecidas.

Por: Malema De León | [email protected]

Identificada por primera vez en 1955 en Trinidad y Tobago, la enfermedad por el Oropouche es descrita como una infección febril causada por la picadura de los mosquitos Culicoides y Culex (conocido como “jején”). Transmitido a las personas principalmente a través de jejenes infectados, está apareciendo fuera de la Cuenca del Amazonas, en áreas previamente no afectadas.

El aumento en la propagación del el Virus Oropouche (OROV) está vinculado a factores ambientales y humanos, según la Organización Mundial de la Salud / Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS), al señalar que “el cambio climático ha intensificado las precipitaciones y temperaturas, mientras que la deforestación y la urbanización han alterado los hábitats naturales de vectores y hospedadores, favoreciendo la interacción entre ellos y aumentando el riesgo de transmisión”.

Varios países de América del Sur (Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa), han reportado el incremento de casos. Una situación de la que no escapa Panamá, reportado un incremento en los casos.

En noviembre de 2024, autoridades panameñas del Departamento Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud (MINSA) y el Instituto Conmemorativo Gorgas, anunciaron la presencia de la fiebre Oropouche en el país, en un hombre de 31 años. Para febrero de 2025, contabilizaron más de 50 casos en la provincia de Darién. Concretamente, en ese mes, 79 casos confirmados en Panamá, según actualización de la OMS/OPS (https://www.paho.org/es/arbo-portal/oropouche), con tasa de incidencia de 1.77 (acumulado de casos Oropouche por cada 100 mil habitantes).

El MINSA comunicó estar atento a la aparición de casos y que el país cuenta con “el lineamiento para la Vigilancia de la Fiebre de Oropouche, esto con el fin de establecer el procedimiento para el abordaje epidemiológico de casos sospechosos y probables de esta virosis”.

Síntomas

Según datos de entes y organismos de Salud, los síntomas relacionados al Oropouche incluyen:

  • fiebre repentina
  • dolor de cabeza intenso
  • debilidad extrema (postración)
  • dolores articulares y musculares

En algunos casos, indicaron, pueden aparecer fotofobia, mareos, náuseas o vómitos persistentes y lumbalgia. La fiebre suele durar hasta cinco días. Aunque las complicaciones graves son poco comunes, advierten, la enfermedad puede evolucionar hacia una meningitis aséptica que se manifiesta generalmente en la segunda semana de la enfermedad, lo que prolonga la recuperación por semanas.

Se reportó que hasta un 60% de los casos presenta recaídas de los síntomas en las semanas posteriores a la recuperación.

Detección y medicación

  • La confirmación de la enfermedad por Oropouche se realiza mediante pruebas moleculares y serológicas en laboratorios que cuentan con la capacidad adecuada; no existe una prueba rápida disponible.
  • No hay tratamiento ni vacuna específica para el Oropouche. El manejo incluye reposo, hidratación y el uso de medicamentos para controlar la fiebre y el dolor, así como el vigilar posibles complicaciones.
  • Se han identificado cuatro genotipos del virus Oropouche. La infección con cualquiera de estos genotipos debería inducir la producción de anticuerpos, proporcionando protección frente a reinfecciones futuras. 

Recomendaciones OMS/OPS

Para controlar la propagación del OROV, se recomienda adoptar medidas de prevención y control de vectores. Esto incluye fortalecer la vigilancia entomológica, reducir las poblaciones de jejenes y educar a la población sobre medidas de protección personal. Entre las recomendaciones específicas destacan el uso de mosquiteros de malla fina en puertas y ventanas, ropa que cubra brazos y piernas, repelentes con icaridina, y mosquiteros de malla fina sobre las camas o áreas de descanso.

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